Lunes, 09 de junio, 2008 - AÑO 9 - Nro.2933
Cabecilla. "Da buena información, tiene familia y contactos allá"
Una trama oculta posibilitó motín en cárcel de Rivera
Estaba muy bien armado, pero 24 horas antes se descubrió todo.
Cabecilla. "Da buena información, tiene familia y contactos allá"
Una trama oculta posibilitó motín en cárcel de Rivera
Estaba muy bien armado, pero 24 horas antes se descubrió todo.
La investigación relacionada con el motín que se generara en la Cárcel Pública Departamental de Rivera sigue su curso, y con el paso de las horas se conocieron datos que pueden ser fundamentales para esclarecer el hecho.
A pesar del hermetismo de las autoridades, LA REPUBLICA accedió a información que puede arrojar luz sobre diferentes factores que contribuyeron a gestar el intento de copamiento del presidio local, y que terminó con tres policías y dos presos heridos de diferente entidad.
Los puntos claves son: la forma en que llegó a Rivera el peligroso recluso Minondo Techera, con frondoso prontuario y dos fugas en su haber (Las Rosas y Comcar), y bajo qué circunstancias los presos se hicieron de por lo menos tres armas de fuego, con las cuáles pretendieron realizar el copamiento con posterior fuga.
La llegada de Techera
De acuerdo a informaciones que obran en poder de LA REPUBLICA, Techera se encontraba recluido en la cárcel de Rocha, departamento del que es oriundo.
Por lo menos quince días antes del motín, autoridades de la Jefatura de Policía de Rivera habrían recibido una comunicación telefónica del jefe de Policía de Rocha, inspector principal retirado Néstor Artigas Lema, quien habría aconsejado el traslado de Techera a Rivera porque "da buena información, tiene familia y contactos allá", agregando el nombre de un importante jerarca del Ministerio del Interior, quien habría avalado el traslado.
La información agrega que junto con el informe completo del preso en cuestión se envió un documento en el cuál se habría oficializado la solicitud, mencionando estos detalles.
A las pocas horas de controlado el motín, siempre en base a información calificada, se habría consultado al jerarca del Ministerio el que habría manifestado desconocer dicha situación.
Amigo de "peces gordos"
Como era de prever, a poco de llegar a Rivera, Techera se habría contactado con varios de los "peces gordos" que se encuentran recluidos en el presidio riverense, logrando el apoyo de Eduardo Fernández González, Elder Echeverry, Fabiano Guzmán y Marcio Giovanni Costa, conocido como "Capón Loco", quien jugaría un papel fundamental en la estrategia a desarrollar.
La sospecha de un intento de rescate previsto para el fin de semana en que se produjo el motín estaba en poder de los investigadores por lo menos 24 horas antes de que ocurriera.
A tal punto que el día del motín un vehículo con matrícula de Montevideo, y con por lo menos dos hombres a bordo, se encontraba mal estacionado en las cercanías del presidio. Estos al ver el movimiento policial previo desaparecieron del lugar.
LOS POLLOS "RECARGADOS"
Las armas fueron ingresadas al establecimiento por familiares de Marcio Giovanni Costa, alias "Capón Loco" disimuladas en pollos asados, los que entraron sin ningún tipo de control por parte de alguno de los funcionarios.
Los promotores del motín tenían una estrategia para despistar al resto de sus compañeros, la que consistía en llamar a un preso para entregarle la "encomienda", fingiendo equivocarse en el nombre para luego derivarla al verdadero destinatario.
A pesar del hermetismo de las autoridades, LA REPUBLICA accedió a información que puede arrojar luz sobre diferentes factores que contribuyeron a gestar el intento de copamiento del presidio local, y que terminó con tres policías y dos presos heridos de diferente entidad.
Los puntos claves son: la forma en que llegó a Rivera el peligroso recluso Minondo Techera, con frondoso prontuario y dos fugas en su haber (Las Rosas y Comcar), y bajo qué circunstancias los presos se hicieron de por lo menos tres armas de fuego, con las cuáles pretendieron realizar el copamiento con posterior fuga.
La llegada de Techera
De acuerdo a informaciones que obran en poder de LA REPUBLICA, Techera se encontraba recluido en la cárcel de Rocha, departamento del que es oriundo.
Por lo menos quince días antes del motín, autoridades de la Jefatura de Policía de Rivera habrían recibido una comunicación telefónica del jefe de Policía de Rocha, inspector principal retirado Néstor Artigas Lema, quien habría aconsejado el traslado de Techera a Rivera porque "da buena información, tiene familia y contactos allá", agregando el nombre de un importante jerarca del Ministerio del Interior, quien habría avalado el traslado.
La información agrega que junto con el informe completo del preso en cuestión se envió un documento en el cuál se habría oficializado la solicitud, mencionando estos detalles.
A las pocas horas de controlado el motín, siempre en base a información calificada, se habría consultado al jerarca del Ministerio el que habría manifestado desconocer dicha situación.
Amigo de "peces gordos"
Como era de prever, a poco de llegar a Rivera, Techera se habría contactado con varios de los "peces gordos" que se encuentran recluidos en el presidio riverense, logrando el apoyo de Eduardo Fernández González, Elder Echeverry, Fabiano Guzmán y Marcio Giovanni Costa, conocido como "Capón Loco", quien jugaría un papel fundamental en la estrategia a desarrollar.
La sospecha de un intento de rescate previsto para el fin de semana en que se produjo el motín estaba en poder de los investigadores por lo menos 24 horas antes de que ocurriera.
A tal punto que el día del motín un vehículo con matrícula de Montevideo, y con por lo menos dos hombres a bordo, se encontraba mal estacionado en las cercanías del presidio. Estos al ver el movimiento policial previo desaparecieron del lugar.
LOS POLLOS "RECARGADOS"
Las armas fueron ingresadas al establecimiento por familiares de Marcio Giovanni Costa, alias "Capón Loco" disimuladas en pollos asados, los que entraron sin ningún tipo de control por parte de alguno de los funcionarios.
Los promotores del motín tenían una estrategia para despistar al resto de sus compañeros, la que consistía en llamar a un preso para entregarle la "encomienda", fingiendo equivocarse en el nombre para luego derivarla al verdadero destinatario.
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