jueves, 22 de mayo de 2008

Droga en Colonia, ¿quién actúa?

Enviado el Lunes, 19 de Mayo del 2008
Nancy Banchero.

"La noche es otra cosa". "Es tierra de nadie". "Colonia se transforma". "Manda la muchachada". Éstas son algunas de las frases que EL ECO recogió sobre la otra cara de la ciudad de Colonia. La droga está implantada, de eso se habla en voz baja. "Yo no tengo solución", es el decir de adultos. Se la ve como el disparador de las peleas, las picadas en motos y autos, accidentes de tránsito, peleas callejeras, roturas de vidrios, gritos,... Y en las mañanas reguero de vasos de plásticos, molinillo de vidrio de botellas, vómitos y heces, en veredas y calles, sobre todo en el centro. "En las mañanas, después de un baile, antes de abrir el local (cita un comerciante) tengo que barrer de la vereda los vidrios y vasos, y baldear porque hay de todo... , usan la vereda de baño..., sigue diciendo el hombre como avergonzado y con temor a ser identificado públicamente. Un comerciante contó: "para no tener problemas no vendo bebidas alcohólicas y abro en la mañana después que ya se fueron todos los muchachos para la casa, porque de noche la zona de la plaza (señala a lo lejos cuál) se llena de muchachada. Los adultos no tienen derecho a estar ahí porque les dicen de todo". Ese clima se genera nada más y nada menos que a metros de la Jefatura de Policía de Colonia. A metros también de la Jefatura un hombre nos cuenta indignado que son varias las veces que han roto los vidrios de un comercio. Aquí hay como un porche, se sientan de noche no sé quiénes son, hacen cualquier cosa, ahora rompen los vidrios de nuevo. Y mire que son varones y mujeres. La última vez había hasta sangre, se ve que alguien se lastimó, hicimos la denuncia a la comisaría y no pasó nada. Todo sigue igual". Todo sigue igual. Esa frase nos quedó presente a lo largo de las distintas entrevistas que realizamos sobre el tema. Todas las veces que conversamos sobre la problemática de la droga en la ciudad de Colonia, de antemano prometíamos que no íbamos a dar a conocer los nombres de quiénes nos brindaban sus testimonios. Así logramos armar este rompecabezas del sub mundo coloniense, sin faltar las miradas de desconfianza y hasta de temor de quienes se animaron a hablar. "Se juntan barritas, uno es el vendedor, los otros son como los cuida. Te venden según la plata que tenés, te dan una bolsita, y el joven hace como que ata un paquetito en un extremo, describe imaginariamente con sus manos el envoltorio.. ¿Qué es lo que venden? "Yo que sé que tiene adentro, cuando no tenés mucha plata para fumar aceptás cualquier cosa. Sin nada no te dejan, siempre algo te venden". Y repitió: "según la plata que tenés en el momento es lo que te dan". ¿Quiénes? Silencio. Dos personas sostuvieron que en determinados lugares nocturnos no se puede entrar a los baños, "ahí pasa cualquier cosa". Uno contó que cuando necesita ir al baño va hasta su casa y vuelve. Otro afirmó que a pesar que no se puede fumar en locales cerrados, en algunos se fuma "¡y de todo!. Y dijo más: "a ese local va más gente porque dejan fumar libremente" ¿? La lógica pregunta: ¿y la policía? Unos se encogieron de hombros, otros con pocas palabras parecieron expresar desconfianza en el actuar de los uniformados. ¿Pero no funciona aquí la brigada anti drogas en la Jefatura? Unos hicieron muecas de risa, otros menearon la cabeza, no pudimos entender qué significaban esos gestos. No logramos armar el rompecabezas al punto de saber a qué se debe esa presunta falta de credibilidad hacia la policía. Algo no grato puede estar pasando en Colonia, incluso con los uniformados, por algo la gente no se anima a hablar. ¿Hay peleas por las noches? "Siempre, nunca faltan, te dan y no sabes por qué", fueron algunas respuestas de jóvenes. Logramos que uno ampliara el tema: "Yo creo que te pegan porque sí, uno comienza a pegarte, después se suman otros, te patean en el piso. Los otros de la barra se ríen y uno te filma con el celular cuando te están dando y dando en el piso. Unos dicen que después compiten entre barras a ver quién pegó más, otros llegan a decir que después las bajan a internet en un espacio que hay..." Seguidamente acotó: "yo no puedo asegurar nada, y a mí me han dando cada palizas adelante de mi novia..." ¿Va en aumento el consumo de drogas en Colonia, incluido el alcohol? "¡Cada vez es peor! Ante sólo se veía en la televisión en otros países, ahora no. Y es gente de Colonia y turistas, porque no vaya a pensar, señora, que son sólo los de acá los drogados. Hay de todo". La señora que escuchaba lo que el hombre decía, intervino: "Nosotros no nos metemos con nadie, no nos hacen nada, así que no tenemos de qué hablar, y miró al hombre como diciéndole con la mirada, no te metas". Nos retiramos. Paramos a una parejita que pasaba en bicicleta, en las inmediaciones del centro. Les hablamos del tema que estábamos trabajando. "Salimos poco porque estudiamos y trabajamos, pero desde que íbamos al liceo siempre se habló de la droga y del vino. No íbamos a las fiestas que se hacían, porque después terminaban mal, consumían de todo". ¿Conocen qué tipo de personas son los proveedores?. Silencio. Se subieron a las bicicletas y se fueron. "Yo no sé si están drogados o pasados de alcohol, pero de noche arman relajo, dijo un vecino de un local nocturno. Hay policías vigilando pero no veo que hagan algo. Y las chiquilinas son peores, salen en cuatro patas, a veces llaman a los padres, vienen como enojados porque les avisan, cargan a las gurisas en los vehículos y salen. ¿Y en la casa qué? A mí que no me digan que no se dan cuenta que sus hijos llegan mal, con olor a bebida, con olor a cigarrillo, a porro que tiene ese olor distinto, y los muchachos están como perdidos y se duermen todo después. A mí que no me digan que no saben", repitió el veterano que trabaja de noche... Si, cada vez son más los que consumen marihuana, pasta base, cocaína, bebidas alcohólicas en Colonia, ¿por qué no se actúa?. Nos consta que el Inau recorre, nos consta que las seccionales están vacías de jóvenes, pero no hay trabajo alguno para evitar la drogadicción para ayudar a salir de ese infierno, del cual los consumidores son víctimas y no culpables.
No basta con golpear la puerta de una policlínica psiquiátrica o del consultorio de un psicólogo, los jóvenes por lo general no se acercan a decir me quiero curar, suelen ser las madres desesperadas las que van y cuentan el infierno de sus hijos, pero si el joven es mayor de edad, no hay forma de obligarlo a que concurra a rehabilitarse. Es así. "En nuestro país 4 de cada 10 estudiantes sufren episodios de intoxicación de alcohol cada 15 días", dijo semanas atrás Stella, integrante de la organización (sede en Montevideo) contra las drogas denominada Madres Uruguayas que tiene a su hijo "perdido por la pasta base", la droga que mata más rápido. Un hombre que la acompañaba en la entrevista radial (capitalina), agregó: Sufren episodios de intoxicación de alcohol cada 15 días, mientras que el 54% de alumnos de enseñanza media lo hace en forma habitual junto a un 51% de la población", o sea más de la mitad de los uruguayos consumen alcohol. El testimonio de Stella siguió: "En casa no quedan adornos ni cortinas, había tres televisores y queda sólo uno, no hay teléfono ni celular, teníamos una orden del psiquiatra para una internación obligatoria pero como era mayor de edad no pudimos, él no quería, no tenía fuerzas, Daniel robaba para consumir porque tenía deudas, le fiaban la droga. Pero si después no podía pagar, le decían: te pego un tiro". El chico murió por una sobredosis, no fue noticia en la prensa capitalina. Murió como tantos otros de los barrios periféricos de una ciudad importante. Si la droga se da en sectores de clase media o media alta, lo más común es que se tape, se saque al hijo del lugar donde estudia, se lo traslade, y aunque no logren nada, siguen disimulando, la vergüenza social puede más que la realidad que se vive dentro de las cuatro paredes de ese hogar.
Pero no queremos alejarnos de la realidad de Colonia, de la otra cara de la ciudad, de la que prácticamente nadie habla. De día la ciudad monumento histórico de la humanidad tiene una cara, por las noches la revierte, es la del alcohol y otras drogas. Todo vale. EL ECO, y como lo pidió una madre, denuncia esta situación, porque "hay que hacer algo". Es el turno de los que tienen las manos limpias en este tema, y no hay que perder de vista por qué se desconfía de la policía. Cerramos agradeciendo a quienes colaboraron con este informe, comprendemos a los que no quisieron hablar, eso hizo más difícil el trabajo, nos llevó semanas, pero valió la pena poder sacar a luz el sub mundo de una ciudad en la que sus jóvenes y no tan jóvenes merecen ser ayudados, merecen vivir sin vendas en los ojos (drogas), haciéndole frente a la realidad.
FUENTE:http://www.elecosemanario.com.uy/modules.php?name=News&file=article&sid=1017

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