La responsabilidad a veces de dirigir un operativo en el que hay vidas en riesgo, o de guiar un parto por teléfono, o la asistencia a los padres de un bebé que tiene obstruidas las vías respiratorias, son momentos de extrema presión en los cuales el policía del 911 debe transmitir tranquilidad.
Una vez lo llamó un padre desesperado porque su bebé se le había puesto morado y no podía respirar. Hacía poco que Bianchi había terminado el curso de primeros auxilios y no imaginaba qué tan rápido iba a poner a prueba lo que había aprendido. Le hizo poner el niño en las piernas boca abajo y lo guió para que le hiciera expulsar lo que había ingerido. El trámite puso en vilo a todo el departamento y fue un éxito. Hace poco organizó una persecución a un taxi donde huían dos rapiñeros. "Iba mirando el mapa y adivinando por dónde podrían tomar mientras organizaba a los patrulleros para que lo fueran cercando. Por suerte se pudieron capturar", cuenta Bianchi con orgullo. A su lado está la entrenadora de estos funcionarios, la sargento primero Alicia Jorge, que está en Claves y Comunicaciones mucho antes de que existiera el 911.
"Hacemos entrevistas con una psicóloga. Deben ser funcionarios jóvenes con facilidad de palabra y gran capacidad para tratar con personas en estado de shock", explicó Jorge.
FUENTE: http://www.chasque.net/vecinet/noti882.htm#4
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