lunes, 19 de mayo de 2008

Tacuarembó: Siete reclusos y dos carceleros mataron al preso

Lunes, 19 de mayo, 2008 - AÑO 9 - Nro.2913

Versiones contradictorias. Hoy habría careos entre presos y policías por la muerte del encarcelado
 -  Francisco de  Goya - artelista.com

Por "homicidio especialmente agravado" fueron procesados siete presos y dos carceleros por la muerte del recluso de Tacuarembó que fuera crucificado y lacerado en sus genitales un día después de ser remitido por consentir que un sexagenario abusara sexualmente de su hija.
La Justicia pudo establecer que el recluso fue muerto estando atado a la parrilla de su cama.
Contradicciones respecto al homicidio del preso de Tacuarembó, (y acerca de los carceleros que nada habrían hecho para evitar que el recluso fuera atacado, crucificado y quemado en el pene antes de ser muerto el jueves), podrían derivar hoy en un careo entre encarcelados y policías.

No se descarta que hoy mismo pueda resolverse el procesamiento de varios involucrados más.
El procesamiento de los policías y reclusos fue resuelto anoche a las 23:50 horas después de una serie de audiencias que comenzaron a las 10 de la mañana con la conducción de los implicados. Las indagaciones se cumplieron en el plazo procesal de las 48 horas previstas por el código.
Los presos enjuiciados estaban recluidos en el Pabellón 2, al igual que el procesado muerto. El magistrado continuará hoy las indagaciones por los linchamientos del abusador de la menor que estaba preso en el Pabellón 1 y de la mujer del muerto, ya presa en el mismo centro de reclusión.
El anciano abusador aún continúa internado en un nosocomio tras haber sido ingresado a un CTI.
Juan Gilberto Coitiño, remitido el miércoles junto a su esposa por consentir que un hombre de 69 años abusara sexualmente de una hija de ambos de apenas 10 años, fue linchado por los presos de la Cárcel Departamental de Tacuarembó, apenas 24 horas después de ser privado de libertad.
Los siete presos compartían la reclusión con otros cinco encarcelados que, al parecer, alguna implicancia habrían tenido con el salvaje homicidio que impactó al departamento de Tacuarembó.

Fuertes interrogantes surgieron durante la instrucción del expediente presumarial en relación a los carceleros que nada habrían hecho para evitar el atroz homicidio con torturas previas en una cárcel que comparte los fondos con las oficinas de la Jefatura de Policía de Tacuarembó. Todavía concita dudas cómo fue posible que nada se escuchara de lo que sucediera aquella noche de furia bestial.
Resulta inquietante que cárcel y jefatura compartan fondos, y que ambas estructuras se conecten entre sí, y que ningún oficial de guardia ni radio operador de servicio haya escuchado ni visto nada en una manzana carente de todo edificio de altura que pueda amortiguar los gritos y los ruidos.

Coitiño fue muerto a golpes de puño y patadas luego de haber sido crucificado contra la parrilla de de su cama. Además fue lacerado y quemado en su pene, que padeció varios cortes. Su cadáver fue arrojado luego en un baño. El homicidio ocurrió en el Pabellón 2. Hombres y mujeres privados de libertad comparten la misma cárcel. Apenas un simple alambrado divide el patio de recreo.

También la mujer fue objeto de una brutal golpiza, al igual que el abusador de 69 años, quien debió pasar por un Centro de Tratamiento Intensivo para reponerse de incalificables ataques. Peor suerte corrió el progenitor, encarcelado al igual que su mujer por omisión a los deberes de patria potestad. Se estima que hombres y mujeres se habrían confabulado para ejercer su justicia por mano propia.

Mientras tanto, aspectos muy lúgubres de la pequeña niña comenzaron a conocerse y, al parecer, confirmarían que la menor era sometida a constantes abusos sexuales con pleno conocimiento de sus padres, y se sospecha que por tolerar tales aberraciones habrían recibido sumas de dinero.

El panorama familiar de la niña antes de ser encarcelados sus padres lejos estaría de parecer el de un hogar que ejerciera un debido marco de contención para el crecimiento de una menor.
Además de la situación de miseria económica, el padre se ausentaba para realizar tareas en el campo y su madre, ahora también encarcelada, muestra evidencias de padecer cierta deficiencia intelectual.

FUENTE: http://www.larepublica.com.uy/justicia/311817-tacuarembo-siete-reclusos-y-dos-carceleros-mataron-al-preso

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