sábado, 31 de mayo de 2008

Los dueños del Uruguay


Sábado 31.05.2008, 11:48 hs. Montevideo, Uruguay


Los dueños del Uruguay

Quiénes son los propietarios de la tierra es un secreto pero algo se sabe: en seis años los extranjeros se hicieron de más de cuatro millones de hectáreas


Florencia Traibel
Se solía decir que los dueños del Uruguay eran 500 familias de vieja raigambre patricia. Los apellidos son conocidos, han dirigido el país desde el comienzo, y se les adjudicaba grandes porciones de tierra, a veces improductivas. Se hablaba a mitad de camino entre mito y la realidad de las 20.000 hectáreas de los Gallinal que atravesaban departamentos y se adueñaban del horizonte.
Hoy eso ha cambiado. No está claro si son más o menos de 500 familias pero lo cierto es que los dueños del Uruguay agrícola-ganadero ya han empezado a dejar de ser uruguayos. Y las 120.000 hectáreas que pueden llegar a comprar de una sola vez, convierten en un terreno aquellos latifundios del siglo XX.
En apenas seis años, más de cuatro millones de hectáreas uruguayas pasaron a manos de extranjeros. Según cifras del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, entre enero de 2000 y junio de 2006 se realizaron 14.148 operaciones de compraventa de tierras que movieron unos 2.325 millones de dólares.
Comprar tierras uruguayas pasó a ser un negocio atractivo para muchos empresarios, nacionales y extranjeros. En tiempos de escasez de recursos, la agricultura profesional y la cría y faena de ganado de exportación vuelven a competir en rentabilidad con la forestación. Y el precio de la hectárea aumenta cada vez más. Según el último informe de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP), en 2000, la hectárea en Soriano para plantar soja valía 400 dólares. Hoy vale en promedio unos 2.000 dólares y en algunas transacciones alcanzó los 5.000 dólares.
El problema es que, los nombres de los dueños de las tierras los tienen sólo en el Ministerio de Ganadería. Con el ex ministro José Mujica primero y con el actual, Ernesto Agazzi, esa cartera tomó el "problema de la tenencia de la tierra y la extranjerización del suelo" como uno de los temas prioritarios a resolver durante la gestión.
Varias veces, Mujica dijo que el país estaba rengo en política de tierras y que sería uno de los principales puntos que atacaría de vuelta en el Parlamento. Sin un registro de tenedores de tierra, el MGAP encargó el trabajo a sus técnicos. Por primera vez se está elaborando un listado de los propietarios de los establecimientos uruguayos. Para eso se aprobó en el Parlamento, a instancias del senador Jorge Saravia del Espacio 609, la ley 18.092 que obliga a partir de enero de 2007 a las sociedades anónimas propietarias de tierras convertirse en Sociedades Anónimas nominativas. En dos años, todos los dueños de campos y terrenos en nuestro país tendrán nombre y apellido. Hoy son varias las sociedades anónimas que blanquearon su situación.
Pero por ahora, la información sobre quiénes son los extranjeros que compran en Uruguay sigue siendo "un secreto de Estado", dijo un operador rural que prefirió el anonimato.
Y cada vez más son los grupos inversores que apuestan a comprar tierra uruguaya, ya sea como especulación con el aumento del precio de la tierra, o como forma de inversión a mediano y largo plazo.
Así lo pensó Ernesto Correa, uno de los más poderosos empresarios brasileños, y hoy uno de los pocos extranjeros conocidos con tierras en nuestro país. Dueño de varias hectáreas en Río Grande, propietario de Ana Paula, una de las haciendas más grandes del estado, Correa se cansó del abigeato y del Movimiento Sin Tierra que ocupó su establecimiento. Decidió vender todo lo que tenía y comprar en Uruguay. Hoy tiene más de 100.000 hectáreas y su nueva estancia Ana Paula es la más importante de Cerro Largo. En 2002, Correa decidió capitalizar el frigorífico PUL con siete millones de dólares y compró el 75% de sus acciones. Ese año, se convirtió en el mayor exportador cliente del Banco República. Un año antes había sido distinguido como el mayor exportador de la industria frigorífica nacional. Correa hoy está vinculado a la zafra del arroz y algunas versiones aseguran que es uno de los accionistas de la cadena de zapatos estadounidense Nine West. Perfil bajo, vive escondido en su estancia en Uruguay, viajando a San Pablo y a Estados Unidos.
Como él, son varios los extranjeros que eligieron tierras uruguayas como una nueva oportunidad de inversión. El problema es que por ahora prefieren el anonimato. Algunos son particulares que vienen, se instalan y trabajan su propio terreno. O simplemente compran las tierras y disponen de un administrador local. Otras son multinacionales que deciden capitalizar empresas uruguayas o asociarse con ellas. El caso de Correa es uno de los pocos con nombre y apellido. Se habla del dueño de una cadena de supermercados en Gran Bretaña, que habría comprado más de 100.000 hectáreas en Salto contra el río Uruguay, pero pocos se animan a confirmar las sospechas.
Igual, en manos extranjeras está casi un cuarto de la superficie del país. En el mismo informe de la DIEA se señala que Colonia fue el departamento con más movimiento de compra y venta. En Paysandú, se vendió la mayor porción de tierra: 411.000 hectáreas, el 30% de las tierras de uso agropecuario de ese departamento. Casi la mitad de las ventas de tierras entre 2000 y 2006 fueron al norte del Río Negro: en Paysandú, Tacuarembó, Salto y Cerro Largo se vendieron 1.700.000 hectáreas. Allí están las tierras más rentables y más productivas.
El empresario inmobiliario fraybentino, Omar Buzó, entiende que 35%, unas 80.000 hectáreas, de los campos de Río Negro están en manos de extranjeros. "Fundamentalmente son argentinos, pero también han comprado brasileños, holandeses, belgas, franceses y estadounidenses", enumera Buzó. Otro operador, que prefirió el anonimato, dijo que, debido a la crisis agropecuaria en Argentina, "en los últimos ocho días, las consultas se dan en un número que realmente impresiona".
El fenómeno de inversores argentinos también se da en Paysandú, donde sólo un intermediario vendió la semana pasada tres establecimientos de 900 hectáreas cada uno, dijeron fuentes inmobilarias sanduceras. Allí también se da otro fenómeno: argentinos que llegan en busca de establecimientos más pequeños, de entre 200 y 300 hectáreas, con la intención de trabajarlas y radicarse en el lugar.
En Lavalleja PGG Wrightson, el mismo grupo neozelandés que también adquirió campos en Rocha y en el Litoral, compró hace seis meses 6000 hectáreas que se destinarán a la explotación lechera. En ese lugar se proyecta una inversión de varios millones de dólares para lograr una producción aproximada a los 20.000 litros de leche diarios. Allí trabajan unas 150 personas que viven en forma casi permanente en el predio. Además de las inversiones en instalaciones donde se destaca una amplia red de caminería interna, empotrerado del establecimiento en parcelas de no más de 10 hectáreas, sistema de agua por cañería en cada potrero, se han construido viviendas para el personal y una escuela para que los hijos de los empleados tengan una educación acorde. El proyecto escolar planteado por la empresa incluye formación en informática e inglés.
Los neocelandeses, a través del proyecto New Zealand Farming Systems Uruguay también se instalaron en Florida donde compraron 9.000 hectáreas en San Gabriel y Cerro Colorado. Eso incluye a la estancia turística San Pedro del Timote. Fuentes del departamento hablan de que los neocelandeses podrían llegar a tener hasta 30.000 hectáreas hacia el norte y el este. Habrían pagado unos 5.000 dólares por hectárea.
En 1987 cuando entró en vigencia la ley 15.939 de promoción forestal, había apenas 25.000 hectáreas plantadas en el rubro. Veinte años después las compras de tierras aumentaron, especialmente para la producción de celulosa. De casi cuatro millones de hectáreas dispuestas por el MGAP como de prioridad forestal, ya casi un millón se encuentran plantadas y más del 50% pertenece a empresas extranjeras: la finlandesa Botnia, la estadounidense Weyerhaeuser, la española ENCE y la sueco finlandesa Stora Enzo, entre otras.
Soja y algo más. Con el auge de la venta de tierras, sobrevino un aumento de empresas o productores que se dedicaron a la agricultura profesional. Las retenciones en Argentina, la estabilidad económica, la necesidad de diversificación y sobre todo, el precio de la tierra son algunas de las variables que inclinan el negocio hacia nuestro país a favor de la región.
Demonizada por algunos como un monocultivo agresivo y alabada por otros por su facilidad de plantación y sus altos precios de venta, la soja es uno de los principales cultivos en el litoral del país. Y los argentinos los principales productores extranjeros. Según datos del MGAP, llevan plantadas más de 200.000 hectáreas en nuestro territorio y producen entre el 20% y 25 % del total de la agricultura nacional. La llegada de argentinos sacudió el mercado local. En 2002 apenas habían plantadas unas 40.000 hectáreas. En los últimos seis años, la producción de soja en el país se multiplicó por diez y hoy hay casi 400.000 hectáreas dedicadas a este cultivo. El año pasado la cosecha alcanzó las 700.000 toneladas.
Pero la soja, no es el único cultivo. Ni el más rentable. También se dedicaron a plantar trigo, girasol y cebada en Río Negro, Soriano, Paysandú, Durazno y Colonia. Algunos compran. Otros arriendan las tierras a pequeños productores, endeudados o sin perspectivas de crecimiento. En ocasiones pagan más del doble de lo que vale la tierra. Mientras que arrendar una hectárea para tambo paga 70 dólares, para soja alcanza los 180. El productor no tiene cómo negarse, trabaja con su maquinaria, no es desalojado y tiene para vivir. Comprar también es un negocio. Mientras que las tierras uruguayas se cotizan entre 2.000 y 5.000 dólares la hectárea, las mejores tierras argentinas para plantar soja alcanzan los 10.000 dólares la hectárea.
Varios pools o grupos empresariales argentinos desembarcaron en el negocio de la agricultura en nuestro país hace ya varios años. En Durazno, fuentes de la Sociedad Rural de ese departamento aseguraron que el proceso de venta de tierra se está acelerando. Particulares, multinacionales o empresarios extranjeros compran tierras que se revalorizaron como forma de inversión. Pero el arrendamiento para la agricultura es lo que más sorprende a los duraznenses.
El Tejar, el grupo extranjero con más extensión de tierras dedicadas a la soja, trigo, cebada, maíz y girasol en nuestro territorio, es una de las empresas que más presencia tiene en Durazno. Llegó al país hace seis años. Primero arrendaron tierras a principios de 2002; en 2006 se decidieron a comprar. Hoy trabajan 104 personas de forma directa y casi 700 de forma indirecta en 46.000 hectáreas en Durazno, Flores, Colonia, Soriano, Río Negro, Paysandú, Rivera, Tacuarembó y Cerro Largo. El 30% son propias y el resto arrendadas a productores. Además tienen proyectos ganaderos de cría y recría de ganado.
Los Grobo, el principal grupo sojero argentino, también llegó al país. Se asoció con el empresario uruguayo Marcos Guigou y en Uruguay se llama Agronegocios del Plata. Llevan 40.000 hectáreas plantadas en Soriano, Paysandú y Río Negro y anuncian ampliarse este año.
En 2002 desembarcó el Grupo Ceres Tolvas, un conglomerado argentino con 30 años de experiencia en el sureste del país y la provincia de Entre Ríos. En Uruguay explota 5.000 hectáreas y tiene el asesoramiento de otras 1200 hectáreas de terceros para la producción de soja, trigo maíz y girasol. MSU se dedica a la plantación de soja, trigo y maíz ya lleva sembradas 16.000 hectáreas en Flores, Soriano Paysandú y Río Negro. Calyx Agro, de capitales argentinos y accionistas de la multinacional Louis Dreyfus también cuentan con tierras uruguayas.
En medio de los secretos oficiales sobre a quién pertenecen las tierras, todo el terreno cultivable parece estar en venta. Los dueños del Uruguay cada vez hablan menos el español.u
(Producción: Red de corresponsales)
Las empresas detrás de las tierras
Forestal oriental. Empresa de Botnia con plantación de eucaliptos en Lavalleja, Tacuarembó, Paysandú, Soriano y Río Negro. A mediados de 2007, tenía casi 160.000 hectáreas propias.
Eufores. De Ence. Tiene unas 127.000 hectáreas forestadas en Río Negro, Soriano, Lavalleja, Rocha y Paysandú.
Weyerhaeuser. Lleva forestadas 150.000 hectáreas de pino y eucalipto en Rivera, Tacuarembó, Cerro Largo, Treinta y Tres y Paysandú.
Stora enso. Compró 45.000 hectáreas y necesita 120.000 hectáreas de eucalipto más.
Grupo otegui. En 2003 tenía más de 50.000 hectáreas.
Soja cada vez más argentina
En Uruguay hay 200.000 hectáreas plantadas con soja argentina. Ellas suman entre el 20 y el 25% de la agricultura nacional. En seis años la soja se multiplicó por seis: hay 400.000 hectáreas dedicadas al cultivo.
Brasil entra en frigoríficos
Inversiones brasileñas en frigoríficos uruguayos preocupan al gobierno. El grupo Marfrig realiza 40% de la faena vacuna nacional. Ante esto, se anunció que el precio de la carne será controlado.
Forestación en aumento
En 20 años, la forestación creció 600%. En 1987, apenas habían plantadas unas 25.000 hectáreas en el país. Hoy, empresas extranjeras como Botnia, Stora Enso, Ence y Weyerhaeuser poseen el 50% de la superficie forestada, lo que equivale a más de medio millón de hectáreas.
Cuánto paga la tierra
Arrendar una hectárea para poner un tambo paga en promedio unos 70 dólares. Plantar soja paga 180 dólares, también en promedio. Las mejores tierras uruguayas para la agricultura se cotizan en 5.000 dólares por hectárea. Las argentinas alcanzan los 10.000 dólares por hectárea.
Arroz atrae interés
n La zafra 2006 - 2007 produjo 1.415.000 toneladas de arroz con cáscara. Fuentes del sector aseguran que son empresarios extranjeros (brasileños) los que invierten en la producción. La venta de SAMAN a la empresa CAMIL, de capitales brasileños, fue el inicio.
Extranjeros por la carne y la leche
La industria frigorífica y la lechería uruguaya se vieron revitalizados por el empuje de dinero e inversiones extranjeras. De Brasil llegaron los interesados en los frigoríficos. A la capitalización de PUL por parte del brasileño Correa se suma la compra del grupo Bertin, con sede en San Pablo, del Frigorífico Canelones. Marfrig, otro grupo brasileño compró los frigoríficos Colonia, Tacuarembó y San José y la estancia La Caballada en Salto. Más del 40% de la faena de carne nacional está en sus manos. En la lechería, otros cariocas arribaron. Bom Gosto, anunció inversiones en planta de leche larga vida. Pero el mayor grupo inversor será neozelandés. La empresa PGG Wrightson anunció una inversión de 200 millones de dólares en la producción de leche.
Legislación
Leyes de tierra
"Hay que eliminar el ocultamiento de la propiedad de la tierra. ¿Cómo se explota, quién la explota y en qué dirección se explota?" se pregunta el senador del Espacio 609 Jorge Saravia. Propulsor de la legislación que "blanquea" la tenencia de la tierra, Saravia prepara otros proyectos. Pero el tema no es fácil. La ley que obliga a las sociedades anónimas a convertirse en nominativas generó polémica entre el gobierno y representantes de grandes terratenientes. El texto aprobado habría dejado vacíos legales que debieron reglamentarse por el Poder Ejecutivo. Algunas Sociedades Anónimas habrían realizado "maniobras" por las cuales nuevas Sociedades de Responsabilidad Limitada incluían como titulares a las antiguas Sociedades Anónimas al portador. Seguía sin saberse quiénes eran los verdaderos dueños. Pero no todos estaban bajo la lupa. Están exentas las inversiones forestales ya instaladas en el país (Botnia por ejemplo) y las administradoras de fondos de ahorro previsional nacionales y extranjeras que coticen en Bolsa. Estas empresas deberán demostrar que invierten en tecnología y desarrollo y utilizan mano de obra nacional, entre otros requisitos. Pero Saravia y el MPP van por más y discuten una ley de frontera que prohiba la compra de tierras en los límites del país. También quieren topear la compra de tierras por parte de empresas o grupos extranjeros.


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