Mercedes Rosende así como sorprende con sus libros tiene la misma capacidad al ser entrevistada por EL ECO.
Respuestas impensadas, en ocasiones hasta graciosas, con su espíritu inquieto, con la característica de ser muy "viajera", siempre retorna a su mundo cotidiano del lavarropas y compartir con amigos sus pastafrolas y canelones en su casa de Montevideo.
–Cuando ingresamos a Google para tener más datos de su currículum, más allá de que la conocemos como escritora, encontramos en todos los sitios referidos a usted que también es "escribana, docente y dirigente gremial". Una escritora con actividades múltiples, ¿que es lo primero que aflora en sus labios cuando le preguntan: profesión?
–Sé que responder "todoterreno" no conviene a la tradicional humildad uruguaya, pero ese es precisamente un valor nacional que no comparto. Hago de todo y trato de hacerlo bien, no siempre con éxito, pero ese es otro tema. Agrego que Google no menciona que soy experta en procesos electorales, y eso me ha llevado a viajar por toda América y en momentos particularmente interesantes. Ahora que lo pienso Google tampoco menciona que cocino canelones y pastafrola.
–Una vez la escuchamos hablar del maravilloso "sonido del lavarropas", ¿se siente muy apremiada por el tiempo, quiere hacer más de lo que son 24 horas diarias?
–En realidad no es sólo el sonido del lavarropas lo que me atrae, también me embelesa la ventanita por la que veo menearse mis trapos y los de mis hijos. La ropa azotada por la rotación del aparato y la caída del agua forman un espectáculo visual que disfruto cómodamente desde el inodoro de enfrente. Claro que el sonido tiene un efecto terapeútico mántrico en mi alma, estoy intentando desarrollar una teoría al respecto con el patrocinio de Ariel líquido. Sé que tengo diversiones más gratificantes, incluso algunas más intelectuales, pero en este preciso instante no recuerdo ninguna.
–Hemos leído algunos libros suyos como Breve Paraíso de sueño y Demasiados Blues, ¿cuál es la temática que más le gusta? Porque también ha ingresado a lo policial, algo poco común en la narrativa uruguaya actual.
–Como la mayoría de los escritores no tengo una temática determinada, pero descubrí hace unos años que cuando la gente me hace esa pregunta espera una respuesta breve y concreta. No puedo contestar "intento escribir de la vida misma", porque la vida parece ser insuficiente o poco estimulante. Entonces respondo: "escribo sobre sexo", que es una mentira descarada pero confirma sus sospechas y deja a todos satisfechos. Supongo que me gusta escribir lo que me gusta leer, como me gusta cocinar lo que me gusta comer.
–¿Cree que las librerías le dan valor a los autores uruguayos, o prefieren llenar sus estanterías con escritores extranjeros de títulos impactantes, con sorpresa de contenido?
–La nacionalidad no garantiza nada, ni ser extranjero es un detrimento ni ser uruguayo es un sello de calidad. A mí personalmente no me gusta determinada literatura uruguaya, me aburre el compromiso político, el agitar de banderas, las infinitas biografías del Pepe Mujica. Me gusta sí la buena ficción, me gustan los argumentos que atrapan, pero no quiero que me catequicen a la fuerza: soy capaz de adquirir valores políticos o morales sin necesidad de que un personaje de ficción me los señale. Puedo disfrutar tanto de Felisberto Hernández como de Ian Mc Ewan o de Orhan Pamuk, no me interesa dónde nacieron. Tampoco hay que demonizar a las librerías, el librero no es un docente para formar lectores, no le corresponde esa función, es alguien que vende lo que el público quiere comprar.
–Después de todo, ¿le gusta sorprender a los lectores o cree que ya conocen su estilo?
–No sólo quiero sorprenderlo, me gusta golpear al lector, sacudirlo, impresionarlo, y no necesariamente con una anécdota que se aleje de la vida cotidiana, busco hacerlo reir de miserias humanas que pueda reconocer como suyas. Hace pocos días me escribió un norteamericano que leyó Demasiados blues, me dice que lo sorprendieron los caminos que toman las historias. Es el tipo de comentario que busco cuando escribo.
–La tapa, el título, la contratapa, juegan un papel importante para el lector a la hora de elegir, ¿considera que a nivel nacional eso está bien cuidado por los escritores y editoriales? Hablando en otros términos estamos a la altura del mercado internacional-literario?
–Cuidar o no las formas exteriores es una decisión de cada escritor y depende de la disposición de la editorial. Personalmente lo tomo con la misma seriedad que la escritura del texto, cuido personalmente desde el diseño de la tapa hasta el estilo de la letra, la reseña, la foto, la corrección. Me meto en todo, opino, pregunto, persigo, y cuento con la infinita paciencia de mi editora, Viviana Echeverría de Sudamericana.
–¿Sigues la labor de sindicalista? ¿A qué apuntas? ¿Qué has hecho como tal? ¿Crees que los sindicatos hoy están bien plantados?
–Es una actividad que me apasiona. Durante cuatro años fui vicepresidente de la Asociación de Escribanos, uno de los gremios más numerosos y activos del país. Después entré en la directiva de la casa de los Escritores. Hay una delgada línea que separa la defensa de los derechos e intereses del colectivo gremial y el interés general del país, ese es un territorio muy difícil de transitar y que merece una reflexión ética, inexistente hasta la fecha, por parte de todos los sindicatos y gremios del país.
–Está por sacar un nuevo libro este mes, ¿cuál?
–La muerte tendrá tus ojos, un policial que según me enteré hace poco es el primero y único hasta ahora escrito por una mujer uruguaya. Si bien el género de la novela negra ha sido tradicionalmente poco transitado por las escritoras mujeres, en nuestro país había un vacío total que sólo advertí cuando la novela ya estaba escrita y a punto de entrar en edición. Es la narración de una mujer envuelta en un caso de corrupción y en un crimen, que de un día para el otro se ve enfrentada a la violencia, al peligro y a su propia soledad, una historia ambientada en Montevideo, en escenarios reconocibles. Me interesó especialmente darle un ritmo cinematográfico, que la acción fuera un elemento primordial de la narración. También retomé, y ahora estoy terminado, una serie de cuentos que tienen un título provisorio, Historias de mujeres feas. Los escribí en Managua, donde estuve trabajando un mes y medio en las elecciones de octubre del 2006, y nunca lo había vuelto a tocar hasta enero de este año. Me encantó el material, lo empecé a pulir y espero terminarlo en breve.
Ella es... Mercedes Rosende. Fue premiada en el Concurso de Facultad de Derecho (2002), en el Concurso de la Intendencia Municipal de Montevideo por el conjunto de relatos Demasiados blues (año 2003) y recibió el Primer Premio de Narrativa del Ministerio de Cultura por la novela Breve paraíso del sueño (año 2004). Próximamente será editada su novela policial La muerte tendrá tus ojos. Ha publicado cuentos en las antologías Las Horas Felices (1998) y El Palacio de los Ángeles (2002), y en las revistas: Smiles, La Pluma, Pluna Revista y Diva. Actualmente es directiva de la Casa de los Escritores. Desde agosto del 2005 participa en el programa radial Sopa de Letras en CX 26, SODRE, con su espacio Purocuento. Dirige el taller Purocuento que se dicta en la biblioteca Nacional.
Blogs de la autora:
Cuestionario Proust a Mercedes Rosende
–Los principales rasgos de su carácter
–Soy desordenada, radical, fluctuante, solitaria, caprichosa, desmesurada. ¿Debería decir algo bueno, también? Multifacética, polivalente, algo esquizofrénica pero no mucho, apasionada.
–La cualidad que desea en un hombre
–Depende de a qué hombre nos estemos refiriendo, no es igual lo que se espera de un amigo que de un amante o de un vendedor de licuadoras. En cualquier caso y si la cualidad es una sola, elijo el sentido del humor. Atrás del humor habrá necesariamente inteligencia, y esa es una buena cualidad. Al menos para empezar.
–La cualidad que desea en una mujer
–¿Por qué habría de ser diferente la respuesta?
–Lo que más aprecia de sus amigos–Tengo muchos amigos y todos diferentes. Me imagino entonces que aprecio la diversidad. Si busco un patrón homogéneo en ellos, no me doy cuenta.
–Su principal defecto
–¿Será que me quedé corta de defectos en "Los principales rasgos de su carácter"? Si debo elegir uno, me quedo con la desmesura.
–Su ocupación favorita
–Leer y leer. La lectura consume mi tiempo y hasta cierto punto mi vida.
–Su sueño de felicidad–La felicidad son momentos. A veces es una melodía que conmueve, un párrafo de un libro, a veces es sexo.
–Lo que para usted sería la mayor desgracia
–Sería vivir una situación de violencia, una guerra, una revolución, otra dictadura. Cuando era chica viví en Francia, me dormía escuchando a los amigos de mis padres que contaban anécdotas sobre la guerra, sobre los campos de concentración donde habían estado en Alemania o en Japón. Eran historias terribles de violencia, de hambre, de muerte. Esos relatos escuchados en mi infancia me hicieron sentir muy cerca de las guerras "tradicionales", y hasta hoy siento el horror.
–Quién le gustaría ser
–Yo misma con diez centímetros más.
–Dónde le gustaría vivir
–Me gusta pensar que podré viajar siempre de un lado a otro toda la vida, tengo un espíritu gitano que me impulsa a vagar por el planeta. Pero me gusta vivir donde vivo, en Montevideo y cerca de la playa.
–Su color preferido
–¿Por qué elegir uno si puedo quedarme con todos?
–La flor que más le gusta
–Cualquiera, pero en su planta. Ninguna, si son de plástico.
–Su ave favorita
–¿Aves? No creo conocer ningún nombre de ave salvo gallina, gaviota y gorrión. Tendría que pensarlo, nunca creí necesario tener un ave favorita. Tal vez el pollo a la crema con champignones.
–Sus poetas favoritos
–Advierto que no soy una buena lectora de poesía como sí lo soy de narrativa, por lo tanto mi opinión es intrascendente y no debería interesar a nadie. Si insiste con la pregunta mencionaré a Caballero Bonald, a Gelman y a Gabriel Celaya, y nunca renunciaré a mencionar a Benedetti, aunque mis amigos poetas dejen de saludarme.
–Sus héroes en la vida real
–No creo en los héroes, creo sí en conductas puntualmente heroicas. Los más grandes hijos de puta pueden tener momentos de grandeza que a veces alcanzan para darles fama de por vida. Personalmente no admiro al Papa ni a la madre Teresa ni al Dalai Lama. Me pregunto si los uruguayos admiramos a alguien, así como los argentinos admiran a Maradona o a Perón. No lo creo, nuestro agnosticismo nos hace sospechar de todos, de Dios para abajo.
–Los nombres que más le gustan
–Yésica, Yénifer y Yónatan. O Karla, Karina y Krístian.
–Lo que más odia
–El acartonamiento, la seriedad sin contenido, las fórmulas sacramentales, los deberes impuestos, los compromisos obligatorios. Los domingos de tarde. La profesión de escribano. Las Barbies y los Ken. Mi celular. La hipocresía.
–Los personajes históricos que menos le gustan
–Los que hicieron del autoritarismo y de la tiranía una forma de vida para la gente. Hitler es un paradigma pero no es el único, y es una injusticia mencionarlo sólo a él cuando tenemos tantos y tan cercanos como Pinochet, Videla, el Goyo. Quiero recordar a Milosevic, es la prueba de que la barbarie nunca queda atrás en el tiempo.
–La campaña militar que más le gusta
–Es una pregunta extraña y difícil de contestar. Hace años leí a Von Clausewitz y recuerdo que decía que la forma más bella de conflicto armado es la que lleva a cabo un pueblo en su propio territorio para defender su libertad e independencia. Clausewitz, un teórico de la guerra que había sido mariscal prusiano, pensaba que lo bello era precisamente lo contrario a una campaña organizada y planificada, la defensa de su propio territorio o la revolución de un pueblo por preservar sus derechos.
–La reforma que más aprecia
–La que nunca llega, la que no se menciona después de pasadas las elecciones, la de la cultura. Y no pienso en inversiones desmesuradas ni en presupuestos millonarios, me bastaría con la voluntad de sentarse a pensar la cultura, qué pretendemos de ella, fijar sus fines, sus estrategias, sus objetivos. Hace ya unos años que integro la Asamblea de la Cultura en representación de los escritores, y los resultados son exiguos.
–El don de la naturaleza que más le gustaría tener–Buen oído musical y pelo ondeado.
–Cómo le gustaría morir
–Mejor no se lo digo porque van a censurar esta entrevista. Digamos que placenteramente.
–El estado actual de su alma
–Inquieta de un gorrión sentimental.
–Las faltas que puede soportar
–Soporto cualquier falta menos Falta y resto. No escucho murgas.
–Su lema
–No sé si la pregunta se refiere a algo como "Libertad o muerte" o "Liberté, Egalité et Fraternité" o "In God we trust", o a la acepción legal uruguaya como equivalente a partido político. En cualquier caso, no tengo ninguno.
FUENTE: http://www.elecosemanario.com.uy/modules.php?name=News&file=article&sid=839
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar. Tu opinión enriquece nuestro trabajo voluntario.